El mundo animal está lleno de datos curiosos que no siempre son conocidos, por ejemplo, si los camellos tienen tres párpados, los peces no tienen ninguno, por lo que no pueden cerrar los ojos. Sí que tienen una membrana transparente que cubre sus ojos y los protege de la luz y la sequedad. En general, los animales que, como los camellos, tienen que enfrentarse a temperaturas muy elevadas, han desarrollado ciertas habilidades para mejorar su supervivencia. Algunos son nocturnos, como los coyotes y los murciélagos, y otros pasan una gran parte del tiempo bajo tierra, como los escorpiones. Muchas de las especies que viven en zonas de mucho calor suelen tener las orejas grandes, esto no es casualidad, eso les permite una mayor pérdida de calor corporal, lo que les ayuda a refrigerarse. También han aprendido a adaptarse de otras maneras, como sucede con los zorros árticos, preparados para sobrevivir en escenarios de nieve y frío, y que en verano oscurecen su pelaje para adaptarse al escenario menos helado. Otro animal ideal para el frío es la liebre del ártico, cuyas patas cortas y acolchadas evitan que se hunda en la nieve, haciendo que se pueda desplazar más rápidamente. Los animales que viven en climas fríos suelen tener mucho pelo y gruesas capas de grasa. Otras curiosidades nos llevan hasta los perezosos, que son capaces de girar la cabeza 270º (los humanos pueden unos 180º), mejorando así sus dotes de vigilancia. También tienen los órganos pegados a la caja torácica, por lo que pueden estar colgados boca abajo mucho tiempo sin que esto afecte a su capacidad para respirar.